Se
escudan tras sus aires de grandeza
pero
acaban reptando.
Es
fácil distinguirlos.
Inútiles
de libro casi siempre
y
ciegos selectivos,
ignoran
el color de la empatía.
La
noche les abruma
porque,
a veces, recuerdan,
y
no hay conciencia que soporte el peso
de
tanto mal, de tanta hipocresía.
Traidores
sin escrúpulos,
bromeando
contigo,
y
al minuto siguiente
repartiendo
en trocitos tu cabeza.
Esclavos
de sí mismos, sin remedio,
engrasan
cada día sus cadenas.
Male (Mª del Mar López Vaamonde)
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